
Vida
fraterna
Alrededor de 30 jóvenes cada año.
Cerca de 900 jóvenes en 31 años, de 56 nacionalidades diferentes.
La vida fraterna permite descubrir sus propios dones y acoger los de los demás. Obliga a superarse en la apertura a la diferencia, ofrece un ritmo de vida estructurante, regular y equilibrado: enseñanzas, oración, deporte, creatividad, esparcimiento, servicio de la casa.

UNA MIRADA QUE HACE EXISTIR...
Cada uno es llamado a poner sobre los demás una mirada que sea todo acogida, buscando siempre despertar lo mejor en él, apostando continuamente por todos sus dones y carismas. Es una fuente de sanación para tantos jóvenes que han perdido confianza en ellos mismos por no haber podido existir plenamente bajo una mirada tan incondicionalmente bondadosa.
Esto a lo que llamamos "la mirada profética" puesta sobre cada uno es un aspecto esencial de la vida en Jeunesse Lumière. Día tras día, aprendemos a vivirlo en el corazón de lo cotidiano.
EL PERDÓN
Cada noche, las Completas son el momento privilegiado para pedirse perdón si durante el día ha habido algún enfrentamiento o malentendido. El perdón es el indispensable cimiento de la caridad fraterna.

DEPORTE, TIEMPO LIBRE
Cada jueves hay un tiempo reservado al deporte al aire libre.
Cada sábado, un tiempo de creatividad permite a cada uno desarrollar sus talentos o descubrir otros: creatividad al servicio de la misión, sketches, teatro, danza, taller de iconografía, canto, instrumentos...
LA VIGILANCIA DEL CORAZÓN...
Si el amor nace a lo largo del año, hacemos la elección de no decirlo abiertamente a la persona afectada hasta que el año haya terminado. Escuela de respeto de la libertad del otro, descubrimiento del amor que no posee ni seduce, aprendizaje de la autonomía afectiva, alegría de entablar amistades sanas entre chicos y chicas.
250 familias han salido de Jeunesse Lumière.

SIMPLICIDAD DE VIDA
Recibiendo todo como un don de Dios, no como un derecho, buscamos en todo la sobriedad, reconociendo en este sentido a los padrinos y madrinas cuya generosidad permite vivir a la Escuela desde hace más de 30 años.

EL SERVICIO DE LA CASA
Las tareas de la casa (3 horas cada día) son la ocasión de vivir como servidores los unos de los otros. No hay ama de casa. Son los jóvenes mismos quienes asumen la responsabilidad de los diferentes servicios.
Las fraternidades se turnan en cada uno de los ámbitos de la casa: liturgia, cocina, acogida, lavandería, limpieza, jardín, trabajos exteriores, etc... Es la ocasión de descubrir talentos desconocidos hasta el momento, y de valorizar el trabajo manual.
¿Cada uno no es la obra de arte salida de las manos del Creador, nacido de su Corazón?
Ante él, permanece maravillado, mírale con una mirada no como los demás, que se sienta existir, discerniendo siempre lo mejor.
Libro de vida
